A veces basta que la lluvia caiga
mientras se mira detrás de la ventana
y que de pronto recibas un correo,
para alegrar la tarde que se marcha.
Todo de pronto cambia y se transforma
es la sonrisa la que te engalana
mientras te pones a leer en calma
ese correo, cual si fuera carta.
Entonces brilla la ilusión sin freno
se torna dulce la palabra escrita,
tiembla en el cuerpo el amor dormido
que se despierta aleteando suave.
Son esas cosas,que regresan todas
en un momento en que la lluvia cae
en cada gota se reinventa el verso
en cada verso se emancipa el alma.