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Nos perdimos el tren aquellos días
en que sobrevolaba entre nosotros
el sentimiento casi ingenuo , pero bello
de sabernos cercanos a algún sueño.
El sueño de creer, casi aniñado
que podríamos quizás hacer historia,
más la razón privó y sensatamente
miramos hacia un lado, distaídos.
Hoy volví a verte, amigo de mi alma,
ese que alguna vez buscó mirarme
para decir quizás, lo que tu ojos
me indicaban que amor querías tú darme.
Y te vi, en la mesa de aquel bar,
donde tantas veces estuvimos con amigos,
hoy estabas, abuelo cariñoso
tomando el desayuno con tus nietos.
Allí fue sin dudarlo un solo instante,
que me di cuenta, que todo se había ido
el tren pasó una vez, amigo mío,
lo dejamos seguir, era lo justo...
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