Ando buscando a ciegas, sin encontrarte,
a tu salón me llego, más no lo veo
ni sus puerta abiertas,
ni sus luces prendidas
¡Que penoso silencio, siento que queda!
Es un largo vacío que se apodera
del corazón partido que ya me queda,
quizás vuelva yo a verlo, tal vez pudiera,
caminar sus rincones como otros días.
Días en que soñaba mientras veía
crecer entre mis manos, la poesía,
esa que dejé siempre, con alegría
sabiendo, eras mi casa... también mi vida.